El Temple De Ferreti, El Rugido Del Campeón

No hay plazo que no llegué ni fecha que no se cumpla, un día especial para Ricardo Ferreti, que llegaba en busca de otro título y de alcanzar los 1000 juegos como Director Técnico, algo solo logrado por «Nacho Trelles». Después de una polémica final de ida, donde el arbitro influyó a favor del equipo azulcrema con un penal inexistente y una serie de jugadas que ameritaban tarjetas. A pesar de la adversidad los felinos sacaron un empate a uno del Azteca.

Un juego tosco fue lo que marcó el segundo partido, la inexperiencia de Isaac Rojas pesó en la final, su pésimo trabajo opaco al de su colega Paul Delgadillo, no supo controlar el partido y se le escaparon demasiadas jugadas, en especial tarjetas rojas para los dos conjuntos, fallando erróneamente en la expulsión de Goltz (en lugar de Álvarez). No supo controlar un conato de bronca ocasionado por Ricardo La Volpe (ameritaba una expulsión) y esto pasó a mayores en el partido.

La seguridad del «tuca» Ferreti se vio en cada momento del partido, no cayó en provocaciones ni en la calentura del partido, su carácter fue fundamental para sus jugadores, ellos se sintieron motivados y repuntaron en una final que ya parecía perdida, ante la polémica y el mal trabajo arbitral Jesús Dueñas fue uno de los héroes de la noche, su agónico gol acabó con las ilusiones de las «águilas», brindando la confianza necesaria a su equipo, en una noche que el Volcán pesó en la tanda de penales.

Tigres nuca dejo de pelear y se vio superior al América en casi todo el partido, superando a los azulcremas en factores físicos y futbolísticos, a pesar de ello la contundencia no favoreció a los Tigres en el tiempo regular y terminó alargando un partido que por merecimiento lo tenían que ganar.

Fue un centenario gris para el América, las promesas de Pelaéz no fueron completadas y terminó ahogándose en sus palabras, ninguno de los tres títulos pudo lograrse, no se llegó a un acuerdo para un partido conmemorativo, ni llegó algún refuerzo que le diera alegría a la afición americanista (Silvio Romero es un jugador normal y Renato Ibarra es solo un buen jugador). La Volpe pudo corregir el rumbo del barco moribundo que dejó Ignacio Ambríz, pero de igual forma sus declaraciones no le ayudaron mucho y terminó prometiendo cosas que no cumplió.

Volviendo con Tigres, su proyecto ambicioso ha sido un éxito en todos los sentidos, tres títulos en cinco años no se pueden reprochar, la fuerte inversión con grandes nombres le ha agradado a la afición mexicana en general, un equipo que a diferencia de otros no cambia medio plantel cada seis meses, que se muestra sólido en el campeonato nacional y que ya llegó a una final de Copa Libertadores.

¡Enhorabuena Tigres!

 

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